Tejen especulaciones en torno de las declaraciones de algunos funcionarios que no parecen guardar cierto decoro frente a la situación de algunas empresas que están haciendo esfuerzos por sostenerse a flote en un contexto de cambio retrasado con intentos de apertura económica.
Hoy, empresarios y dirigentes que sueñan con trasladar a Argentina un modelo de desarrollo económico como el de Italia, basado en clusteres de pymes pujantes, ven más lejos ese objetivo.
Las condiciones macroeconómicas que está fijando el Gobierno nacional para estabilizar la economía resultan absolutamente desfavorables para sectores que producen bienes transables en el país. Combina un tipo de dólar barato con impuestos altos, leyes laborales rígidas y costos de logística prohibitivos.
En tanto, Daniel Rosato, titular de Industriales Pyme Argentinos (IPA) estima que este año podrían cerrar unas 25.000 empresas, lo que podría dejar unas 300.000 personas sin trabajo. “Algunos se van a achicar y empezarán a importar”, explicó Rosato, que cree que los funcionarios “avanzan en esta política sin tener en cuenta las consecuencias”.