Esto es lo que parece estar pasando puntualmente en General Pico, con la valoración adicional que no tienen empacho en descalificar y hasta casi juzgar a quienes se animen a contradecir las opiniones de los supuestos “sabelotodo”. Atacan con aparentes “fundamentos” a quien se les ocurra o no estén al imaginario intelecto que se arrogan. La única verdad es la de estos opinólogos u opinólogas. Sobre lo que escriben, dicen o hablan no se los puede contradecir porque ellos tienen la verdad, a quienes les salen al cruce enseguida los tildan de determinada ideología política, ensobrados, acomodados, trolls o los que se les ocurra. Pisan los pies de cualquiera ahora cuando se los pisan a ellos, cuidado porque se viene el contrataque de la difamación. Opinar por opinar en algún momento debería dejar de ser gratuito.
La RAE define 'opinión' como "juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien", entendiendo 'juicio' como "facultad por la que el ser humano puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso". Por tanto, exigir opinión indiscriminadamente es dar por sentado que cualquiera posee los conocimientos y los recursos para discernir, en todos los asuntos, lo que es válido de lo que no lo es.
“Sin embargo, la honestidad es precisamente lo contrario. Honestidad es asumir la ignorancia propia y limitarse a opinar de aquello de lo que se tiene conocimiento, necesario para empoderarse del fundamento que debe nutrir las opiniones. Si detrás del posicionamiento ideológico no hay un proceso dubitativo que mantenga su vigencia, se limita a ser una mera convicción, que es el principio intrínseco de la ineptitud para pensar”, dice el columnista Pablo Mena Herreros, tan cierto como adaptable a lo que estamos viviendo en Pico mediante los comentarios en redes sociales desde hace un largo tiempo.
“En definitiva, es mucho más coherente mantenerse en el papel de espectador en las cuestiones que no se tiene dominio en lugar de tomar partido, por la simple necesidad de sentirse protagonista. De hecho, ni tan siquiera la mayoría de temas demandan un juicio de valor. En los que sí, Jorge Luis Borges decía que "uno debe tratar de no tener razón", en tanto que el empeño en tenerla tan solo denota ofuscación”, cierra Mena Herreros con total certeza.
¿Cuándo fue que dejamos de aprobar ideas o expresiones simplemente porque no estamos de acuerdo con quienes las enuncian? ¿En qué momento nos obligamos a decir “sí sí sí” a lo que dicen aquellos que están “de nuestro lado” y dejamos de escuchar y analizar lo que dicen “los otros”, que, quizás, en algunas oportunidades tienen razón?
El prejuicio y el sesgo dominan la era y formatean nuestra forma de pensar.
Pico desde hace un tiempo tiene una nueva profesión para lo que no se necesitar cursar ni tener diploma, se trata de los doctores en opinión y profesionales del tema que se presente. Sus intervenciones generalmente ocasionan discrepancias, cruces mediáticos subidos de tono y como en muchos de los casos se autodenominan personas respetadas en algún ámbito, creen que tienen la autoridad suficiente para opinar de todos los temas además de hacerlo sobre los demás. Cabe una única pregunta ¿Quién o que les confiere la autoridad formal para opinar de todo y de todos?
S.G.S (firma responsable)